La bursitis: una inflamación que puede afectar a cualquier articulación
La bursitis es una inflamación de las bursas, unas pequeñas bolsas que se encuentran entre los huesos, tendones y músculos. Las bursas actúan como almohadillas para reducir la fricción y el roce entre estas estructuras.
La bursitis puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, pero es más común en las articulaciones que se usan con frecuencia, como los hombros, las caderas, las rodillas y los codos.
¿Cómo se manifiesta la bursitis?
Los síntomas de la bursitis pueden variar según la gravedad de la inflamación. En general, los síntomas incluyen:
Dolor en la zona afectada, especialmente al mover la articulación.
Hinchazón y enrojecimiento en la zona afectada.
Rigidez en la articulación afectada.
En algunos casos, la bursitis puede causar una sensación de chasquido o crujido en la articulación al realizar movimientos.
Las causas de la bursitis pueden ser diversas, pero las más comunes son:
Sobrecarga: el uso excesivo de una articulación puede provocar una inflamación de las bursas. Esto puede ocurrir en personas que realizan actividades que requieren el uso repetido de una articulación, como levantar pesas, practicar deportes de contacto o trabajar con herramientas.
Lesión: un traumatismo en una articulación, como una caída o un golpe, puede provocar una inflamación de las bursas.
Infección: una infección bacteriana o micótica puede provocar una inflamación de las bursas.
Enfermedades autoinmunes: algunas enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, pueden causar una inflamación de las bursas.
No hay forma de prevenir completamente la bursitis. Sin embargo, existen algunas medidas que pueden ayudar a reducir el riesgo de sufrirla, como:
Mantener una buena condición física. Los músculos fuertes ayudan a proteger las articulaciones.
Evitar movimientos bruscos o forzados de las articulaciones.
Usar el equipo de protección adecuado al practicar deportes de contacto.
El diagnóstico de la bursitis suele realizarse mediante una exploración física de la articulación afectada.
Tratamiento farmacológico
En los casos de bursitis más graves, el médico puede recetar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o corticosteroides para ayudar a reducir la inflamación.
Tratamiento quirúrgico
El tratamiento quirúrgico de la bursitis suele estar indicado en los casos siguientes:
Cuando la bursitis es grave y causa un dolor intenso o una pérdida de movilidad significativa.
Cuando la bursitis no responde al tratamiento conservador.
¿Cómo puede ayudarte un médico ortopedista y traumatólogo?
El médico realizará una exploración física de la articulación afectada y, si es necesario, ordenará pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico. También discutirá contigo las opciones de tratamiento y te ayudará a elegir la que mejor se adapte a tus necesidades.